Los Grandes Del Deporte

Un homenaje a todos aquellos que cambiaron, cambian y cambiarán la historia del deporte argentino.

viernes, septiembre 22, 2006

Diego Maradona

¿Qué se puede decir del Diego que no se haya dicho todavía? Tal vez sea el personaje sobre el que más se habló y se escribió en los últimos años. Esto da para pensar, porque ya casi nadie habla sobre Diego Maradona, la persona, sino que todos se dedican a hablar sobre el personaje. Adentro de la cancha, su zurda mágica realizó proezas que jamás se habían visto y que muy difícilmente se vuelvan a ver. Goles de todos los colores, gambetas al por mayor, caños, taquitos, chilenas y toda una amplia gama de recursos sobre los que no vale la pena explayarse en una época en la que las imágenes dan la vuelta al mundo tan velozmente.
Un breve (muy breve) repaso por su carrera indica que debutó en 1976 con la casaca de Argentinos Juniors, luego de formarse en las inferiores del club, en un equipo llamado Los Cebollitas. Del club de La Paternal, cuyo estadio lleva en la actualidad su nombre, pasó a Boca Juniors, donde se consagró campeón del Torneo Metropolitano de 1981. Ese fue su trampolín para el salto a Europa: Barcelona, donde no pudo brillar en todo su esplendor por culpa de las lesiones, y Napoli, un modesto club de Italia que se vio transformado completamente con su llegada y que tal vez haya visto su mejor versión. Luego de una suspensión por un positivo de cocaína en un control antidóping, volvió en 1992 al Sevilla, donde fue dirigido por Carlos Bilardo. En 1993 regresó al fútbol argentino para disputar cinco partidos en Newell´s Old Boys de Rosario. Tras una nueva suspensión (durante la cual se desmepeñó como director técnico de Mandiyú y de Racing) retornó a Boca, para retirarse en 1997. Con la selección juvenil se consagró campeón del Mundial de Japón 79 y con la mayor ganó el Mundial de México 86, además de participar en España 82, Italia 90 (llegó a la final) y Estados Unidos 94. Además, recibió una innumerable cantidad de premios y reconocimientos.
La otra cara de la moneda es el Maradona que aparecía cuando no jugaba. Ahí, debía convivir con un karma, porque no es fácil ser Maradona. Pasar de ser un humilde pibe de Fiorito a ser venerado por multitudes no debe ser sencillo. Tener el 100 por ciento de la vida monitoreada por la prensa tampoco. Que todo el mundo sepa que hacés y dónde estás todo el tiempo, mucho menos. Y ni hablar de los amigotes que se te acercan cuando empezás a probar el agridulce sabor de la fama.
Por eso, para juzgar a Maradona en su conducta cotidiana, antes habría que intentar ser Maradona por un ratito y ver cómo se siente. Y para juzgarlo con la pelota en los pies, no alcanzan los adjetivos. Así que la propuesta es no juzgar al Diego, simplemente recordar lo grandioso de su fútbol y disfrutarlo.
Así lo entendieron y así lo hicieron cuatro jóvenes rosarinos, que decidieron crear la Iglesia Maradoniana. Sí, a ese extremo llega el fanatismo por el autor del gol más aplaudido de la historia de los Mundiales. El culto tiene varios feligreses, cuenta con sus propios 10 mandamientos y hasta tiene su rezo, el Diego Nuestro: "Diego nuestro que estás en las canchas, santificada sea tu zurda, venga a nosotros tu fútbol. Hágase tu calidad tanto en el cielo como en la tierra. Danos hoy los goles de cada día, perdona nuestras patadas, como nosotros perdonamos la mafia napolitana, no nos dejes en la tentación de manchar la pelota y líbranos de Havelange. Diego." Al final, queda claro, el Diego es un santo...
Para cerrar, una reflexión sobre uno de los momentos más tristes en su carrera. El 25 de junio de 1994, Argentina vencía 2 a 1 a Nigeria en el Mundial de Estados Unidos y, con un fútbol de alto vuelo, se anotaba en la lista de candidatos a quedarse con el título que finalmente ganó Brasil. Tras ese partido, Diego Maradona debió someterse al control antidóping. El resto ya es historia conocida y se puede resumir en la frase que ensayó tras conocerse la suspensión. "Me cortaron las piernas", dijo. Sí, a él y a la ilusión de todo un país. Hay quienes piensan que se trató de una conspiración, que estaba todo armado como una venganza de la FIFA al siempre polémico Diego. Puede ser que no haya sido así, pero hay un detalle que invita a sospechar: ¿por qué la enfermera (inmortalizada en las cámaras de todos los reporteros gráficos) lo fue a buscar hasta el centro del campo de juego para llevarlo al control? ¿Es normal eso? ¿O muy sospechoso?

1 Comments:

  • At 9/22/2006 9:20 p. m., Blogger ReinaDeSalem said…

    Ese grande! No sé cómo te las vas a ingeniar..., porque escribir sobre el señor Diego requiere de un libro entero ;-) Pero es "ley" que el "Barrilete Cósmico" quede en la memoria de todos.

    Pasaba por aquí y leí tu Blog..., y no creo que sea la última vez que lo haga.

    Hasta pronto.

     

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